El reto de trabajar en verano: vacaciones y emprendimiento
Le he dado muchas vueltas al enfoque de este post. Por un lado quería hablaros de cómo descansar siendo emprendedor, pero al final lo cierto es que acabamos trabajando siempre.
Ojo, no digo que esté bien, pero es nuestra realidad y más en las circunstancias actuales. Ahora mismo parece que nos cueste un mundo encontrar la forma de desconectar, por eso me he decidido por este título pero, paradójicamente, voy a centrarme mucho en consejos para descansar que es lo que toca.
Vamos a ir con ello y así ves a dónde quiero llegar.
La importancia de las vacaciones para un emprendedor
Llámalo emprendedor, autónomo, empresario… da igual, lo único cierto es que también somos humanos. Las personas necesitamos parar por una cuestión de salud intelectual, emocional y física.
Tenemos demasiadas cosas en la cabeza todo el tiempo: reuniones, presupuestos, facturas, impuestos, problemas con los proveedores, negociaciones, clientes, búsqueda de nuevas oportunidades, etc. Nuestro día a día puede llegar a ser muy estresante.
El problema es que llegamos a un punto en el que nos embebemos tanto en nuestra rutina de trabajo que llegamos a perder la perspectiva. Entramos en un continuo de obligaciones del que nos cuesta demasiado salir.
Concedernos unas vacaciones a nosotros mismos tiene bastantes más beneficios de los que imaginas.
«Resetean» el cerebro
Las vacaciones son una forma de oxigenar nuestro cerebro. Gracias al parón de la actividad recurrente, estamos disminuyendo los niveles de estrés, mejoramos la capacidad de atención e incluso nos volvemos más creativos.
El cambio de entornos y la salida de lo rutinario nos ayuda a tener una perspectiva diferente, estimula el pensamiento lateral y hace que encontremos nuevas soluciones que estaban delante de nosotros pero no veíamos.
También es un momento en el que surgen nuevas ideas de negocio por esa misma razón. Podemos decir que las vacaciones inspiran a los emprendedores.
Mejoran la productividad a medio plazo
No hay que ser científico para darse cuenta de esto: demasiadas horas acumuladas pensando en lo mismo repercuten en una menor productividad. Alargar las noches o madrugar, no respetar los fines de semana y cosas similares hacen que trabajemos más, pero no mejor.
Yo suelo vincular la sobre-actividad a la falta de sueño. Es una constante en muchísimos de los casos que conozco y, cuando no hay un descanso adecuado, la calidad del trabajo se resiente. Necesitamos más horas para hacer lo mismo y entramos en un círculo vicioso.
Las vacaciones aportan al emprendedor un descanso que necesita aunque, para ser sinceros, es imprescindible que una correcta higiene del sueño se adopte durante todo el año.
Te ayudan a mantenerte sano
Entendemos por salud todo lo que tenga que ver con el bienestar de la persona, así que no podemos pasar por alto la parte emocional.
El estrés al que nos vemos sometidos tiene efectos físicos sobre nosotros que van desde la pérdida del sueño a dolores de cabeza, subidas de tensión e incluso nos pueden conducir a una depresión. El autocuidado es uno de los principios básicos en el emprendimiento que con más facilidad se termina por olvidar.
Hacer periodos de desconexión real (remarco lo de «real») hace que tengamos más tiempo para movernos, romper con el sedentarismo, comer mejor y descansar. Esta es una receta estupenda para liberar endorfinas y mantener a raya todos esos problemas.
Potencian a tu equipo
Los emprendedores tendemos a estar demasiado encima de todo. Nos cuesta un mundo delegar, pero es necesario si queremos crecer.
Nuestras vacaciones, aunque no lo creas, afectan de manera directísima a nuestro equipo que, por fin, tiene que asumir responsabilidades y puede hacerlo lejos de nuestra tutela.
Déjales demostrar por qué has contado con ellos en tu proyecto y dales ese margen para que exploten su proactividad. Tómate las vacaciones como una buena piedra de toque para explorar las posibilidades reales de delegar que tienes. Seguro que te sorprenden.
Cómo trabajar en verano cuando no tienes otra opción
Permíteme que haga un último intento, plantéate muy en serio si realmente es imprescindible que sigas trabajando en este momento. Trata de ser objetivo y relativiza ¿crees que se va a caer el negocio porque te vayas una semana? Lo más probable es que no.
De todos modos hay circunstancias en las que realmente no podemos desconectar, como, por ejemplo:
- Que el proyecto esté en una fase crítica de crecimiento o mantenimiento que requiera de nosotros para garantizarla.
- Que no tengamos la posibilidad real de delegar en nadie.
- Que nuestro negocio tenga un marcado carácter estacional y el verano sea el punto álgido de las ventas anuales.
Estos son tres motivos comunes, pero hay tantas casuísticas como tiendas o negocios. Llegados a este punto, nadie mejor que tú puede saber hasta qué punto es imprescindible seguir al pie del cañón.
Si la respuesta objetiva es que no queda más remedio, pues qué se le va a hacer. Tendremos que asumirlo de la mejor de las maneras.
#1 – Adopta la jornada intensiva
Esta es una buena medida para poder recuperar tiempo para ti y para tu familia.
Durante los meses de verano las tardes suelen tener mucha menos actividad en general, con lo que madrugar un poco y parar desde el mediodía puede ser una gran opción para recuperar esas horas para ti.
Aunque trabajes casi las mismas horas, la sensación de disfrutar de más horas de luz y evitar el calor, hacen que tengamos una sensación casi de vacaciones.
Aunque Internet no para nunca, ten en cuenta que gran parte de las empresas (incluidos tus proveedores) sí hacen jornada intensiva, con lo que gran parte del trabajo de gestión simplemente no se puede hacer. Súmale a esto que los clientes también se relajan, con lo que entenderán que todo sea un poco más laxo en estos días.
#2 – Cambia tu metodología de trabajo
Se dan muchos condicionantes para replantearse una nueva metodología, al menos, durante los meses de verano. Por una parte, en la mayoría de los negocios la actividad baja sensiblemente, mientras que por otra, nuestras circunstancias familiares también cambian porque nuestro entorno también está de vacaciones.
Si eres capaz de organizarte de una manera diferente, puedes conseguir mantener un cierto control pero obteniendo tiempo para ti y para los tuyos.
Tienes varias opciones que pasan por una gestión del tiempo en la que se concentren más las horas de trabajo. No es tanto una jornada intensiva, porque en ese caso prácticamente se trabaja el total de un día, es lo que se podría llamar servicios mínimos (por decirlo de alguna manera).
La primera alternativa es trabajar a diario, pero solo un máximo de horas (entre 2 y 3, por ejemplo) De este modo podrías atender las urgencias y realizar todas las gestiones en esa horquilla de tiempo. El resto del día lo tendrías para descansar y desconectar.
Como segunda opción, puedes realizar jornadas completas de lunes a jueves y dejarte los viernes libres de todo el mes. El coger esos tres días consecutivos hace que el fin de semana parezca unas minivacaciones y, a efectos operativos y funcionales, no es lo mismo coger 4 viernes que irte una semana casi completa de vacaciones.
#3 – Busca alguien en quien delegar
Siempre que sea posible, esta es la mejor manera de irse tranquilo. Si hay alguien de quien te fías absolutamente y que tiene la capacidad de resolver cualquier incidencia urgente, entonces podrás disfrutar al 100% de las vacaciones.
Eso sí, antes de irte debes trabajar mucho con esa persona todo lo que debe hacer, cómo hacerlo y, casi lo más importante de todo, cuándo y en qué supuestos te debe llamar y cuándo no es necesario. También es importante establecer esas líneas críticas para las que no está autorizado a actuar que, a decir verdad, deberían ser las mínimas. Delegar siempre es uno de los mejores consejos a la hora de emprender online y offline.
#4 – Teletrabaja
Una de las cosas positivas que tiene nuestro trabajo es que no estamos tan ligados a una oficina. Con todo lo ocurrido con el Cornavirus hemos visto que se puede trabajar desde casa mucho mejor de lo que imaginábamos.
Pues la cuestión es hacer lo mismo pero desde otro lugar. Puedes viajar con tu familia y dedicar un tiempo a trabajar cada día, solo necesitarás una conexión a Internet decente y un rincón para sentarte con el portátil.
Trabajar en remoto, en esta ocasión, te permite romper con el contexto y la rutina. Cuando acabas de trabajar puedes disfrutar de un entorno completamente diferente. Salir a dar un paseo, disfrutar del mar, la montaña, la gastronomía… y no desatender en ningún momento el trabajo.
Algunos consejos importantes
Es importante que tengas la mentalidad adecuada y que asumas algunas de las cosas que ocurren durante las vacaciones. De este modo evitarás frustrarte y podrás sacarle partido incluso a la situación de trabajar en verano.
Pon el ocio en tu calendario
Esto es recomendable en cualquier momento del año, la verdad, pero durante las vacaciones es imprescindible.
Reserva unas cuantas horas al día para estar con tu familia y con tus amigos, haz vida social, practica deporte o cualquier otra actividad que te apasione y te ayude a liberar la cabeza. Tómatelo en serio y no renuncies al tiempo para ti.
Asume que trabajar menos es igual a menos ingresos
No pasa nada, solo es una cuestión de números. Es difícil dejar de trabajar o reducir la cantidad de horas que le dedicamos al negocio y seguir facturando del mismo modo.
Ganar tiempo para uno mismo tiene tantas ventajas que las vacaciones del emprendedor no dejan de ser una inversión. Después de esos días de descanso o, al menos bajando el ritmo, verás cómo todo lo que te comentaba se empieza a sentir. Estarás más descansado, creativo, productivo…
No te sientas culpable
De verdad que es normal durante algún periodo del año necesitar reducir la intensidad del trabajo, incluso aunque no puedas parar del todo.
Céntrate en todo momento en lo que estás haciendo. Del mismo modo que cuando trabajas estás implicado y concentrado en tus tareas, cuando apagues el ordenador céntrate en disfrutar de ese tiempo.
Si vas a estar con la cabeza en el trabajo, en lo que dejas de hacer o anticipando lo que tienes para mañana, no vas a ser capaz de sacarle ningún jugo a esas horas, todo lo contrario, verás cómo se incrementa la sensación de estrés.
Tienes derecho a descansar, trabajas muy duro para conseguir unos determinados objetivos personales y profesionales. Tómate las desconexiones como un merecido premio a tu esfuerzo.
Di «no» si es preciso
Una simple palabra, un monosílabo que parece tan fácil de decir pero que nos cuesta tremendamente hacerlo.
Da igual si has parado definitivamente o si solo has bajado la cantidad de horas que vas a dedicar temporalmente a tu trabajo, asumir más proyectos de los que son razonables hace que todo se complique. Trata de emplazarlos para más adelante y si no puede ser, tampoco es un drama.
Muchas veces la mejor inversión a futuro es no coger esos trabajos que realmente no vamos a poder asumir con garantías, aunque sean proyectos internos. Los primeros complican la relación con el cliente, y los segundos tienen muchas papeletas para terminar atascándose en muchas ocasiones.
Espero que estos consejos basados en mi propia experiencia te sirvan para trabajar un poco mejor durante las vacaciones aunque, como ya te he dicho desde el principio, mi recomendación es que, en la medida de lo posible, te dediques ese tiempo a ti mismo y desconectes del trabajo.
Ya que estamos ¿cómo haces para trabajar en verano? ¿cuál es tu consejo para todos aquellos que no tengan más remedio? Cuéntanoslo en los comentarios y actualizo el post con las mejores ideas.
Deja una respuesta